La mayoría de las mujeres embarazadas, y más aún las primerizas, buscamos prepararnos para el parto. Asistimos a cursos, leemos revistas, pedimos a nuestras amigas que nos relaten sus partos, y esperamos ese momento con mucha ansiedad, y también temor. Sobre todo con temor. Con miedo. Miedo al dolor… a la anestesia, miedo a las contracciones, o a los puntos, miedo a la cesárea, a los desgarros, también a la partera, o a las enfermeras… miedo a nos cambien el bebe, o a que, peor aún, nos lo roben. En medio de tal situación, obviamente es muy difícil conectarnos con nosotras mismas, con nuestros deseos, con nuestras entrañas. Todo urge. Todo se mide. Nada debe quedar fuera de control. Espontáneamente o no, las cosas deben ser como dicen que deben suceder. Sin embargo, seria gratificante que podamos tomarnos un tiempo durante el embarazo para pensar qué nacimiento queremos darle a nuestro hijo. Planear su bienvenida. Su recibimiento. Hablarlo con nuestro compañero, o con quien elijamos para que nos sostenga en tan importante momento. Las primeras horas de vida de nuestro hijo son primordiales para el establecimiento del vínculo de apego y también para la lactancia. Por más cansadas que estemos, agotadas, doloridas, adormecidas, o exhaustas, pidamos que coloquen a nuestro bebe sobre nuestro pecho, y mantengámoslo así, piel a piel, latido a latido, juntos, pegados, para reconocernos mutuamente, lentamente, y así iniciar esta nueva historia de amor.
"Un blog para mujeres, para madres y padres, y para quienes piensan que cuidar a nuestros hijos desde el momento mismo de la concepción implica cuidar a la sociedad toda. Un espacio para informarnos, apoyarnos, sostenernos, para reflexionar, para promover la maternidad conciente, la lactancia, la crianza piel a piel... un sitio para festejar la femeneidad"
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