"Un blog para mujeres, para madres y padres, y para quienes piensan que cuidar a nuestros hijos desde el momento mismo de la concepción implica cuidar a la sociedad toda. Un espacio para informarnos, apoyarnos, sostenernos, para reflexionar, para promover la maternidad conciente, la lactancia, la crianza piel a piel... un sitio para festejar la femeneidad"

domingo, 25 de agosto de 2013

Uno + Uno: Tres??

Autora: Paula Napolitano

Uno más uno= tres?

Desde el momento mismo de la concepción, los niños merecen ser tratados con amor y respeto. Cuando nacen, hay tres necesidades básicas que los padres debemos satisfacer: alimentación, contacto piel a piel y mirada en forma casi… permanente. Sí; esto es fundamental para que nuestro niño se sienta amado y contenido. Y dónde, sino es en la familia, el niño puede recibir amor de manera incondicional. Ocurre que, en algunas ocasiones, y por diferentes circunstancias algo interfiere en la relación del niño con sus padres. La inestabilidad económica, falta de vivienda, largas jornadas laborales, la marginalidad, familias numerosas con necesidades insatisfechas, embarazos no deseados, falta de cuidados prenatales con consecuencias en la salud del bebé, niños prematuros o con problemas físicos, o simplemente la inmadurez emocional de los padres pueden incidir en que los niños no reciban la estimulación emocional adecuada para poder crecer sanos. En el ser humano no existe la posibilidad de una maduración correcta en todos los sentidos, sin el calor afectivo del amor.

Es importante saber que cuando hablamos de carencia afectiva, estamos hablando de una forma de maltrato emocional. Muchos niños pasan largas horas en soledad sin la supervisión de un mayor, o quedan al cuidado de sus hermanos menores, cuando los padres se ven privados de la libertad o cuando atraviesan enfermedades importantes que requieren hospitalización prolongada. Otros niños son víctimas de  una disciplina rígida, de castigos y burlas por parte de sus padres o cuidadores, son rechazados y aislados, o ignorados  y hasta criticados por quienes deberían velar por su seguridad emocional.  Cuando esta situación se prolonga en el tiempo las consecuencias en la salud mental del niño no se hacen esperar. Uno de los ámbitos en los cuales se observa claramente los efectos de la carencia afectiva es el ámbito escolar.

Apenas escolarizados, estos niños se adaptan fácilmente al nuevo ambiente escolar; aunque pueden tener algunos problemas de integración, suelen pasar desapercibidos, sonríen poco pero tampoco lloran ante la presencia de personas desconocidas por ellos. Pueden ser algo tímidos o por el contrario, mostrarse extrovertidos y un tanto agresivos.  La falta de contacto corporal que estos niños vienen experimentando, se traduce en temores y síntomas físicos: tienen miedo al contacto en actividades físicas, o a salir lastimados de algún juego grupal. Desde el lugar de los maestros, es importante escucharlos con atención, ya que pueden presentar problemas en la adquisición del lenguaje: todos sabemos que para que los niños entren en el maravilloso mundo simbólico de las palabras deben estar inmersos en él desde el momento mismo de su nacimiento, es decir, los padres debemos hablarles a los niños, mirarlos a los ojos, y poner en palabras cada una de sus necesidades y cada una de sus sensaciones.  Los niños que han sido tratados con desamor suelen tener un vocabulario pobre,  dificultades gramaticales y sintácticas, y problemas para poner en palabras sus sentimientos y afectos. Otra característica importante, es que durante las horas de estudio no pueden concentrarse adecuadamente, no completan las tareas escolares, se dispersan, o pueden llegar a tener signos de hiperactividad; todo ello, dificulta el rendimiento del niño en la escuela, por lo que al sentir que fracasan como estudiantes,  repiten el año escolar.

Muchas veces, debido a estas características, sufren además el ser apartados de sus compañeros, o ser objeto de burlas por parte de ellos. Esto hace que la autoestima de esos niños se vea aún más perjudicada. Así, se sienten desvalorizados e incapaces de despertar afecto o simpatía, por consiguiente suelen aislarse del resto del grupo, y más adelante, en la adolescencia, pueden llegar a tener trastornos del comportamiento, actitudes de retraimiento o  por el contrario, de rebeldía y manifestaciones antisociales. Estas actitudes son vistas por el ámbito educativo como situaciones de riesgo, y estos niños suelen ser expulsados de la escuela, por lo que el sentimiento de desamor que tienen se ve nuevamente ratificado por una ambiente hostil que rechaza a estos chicos. Ante tales hechos, los padres se enojan aún más con sus hijos, y el círculo de maltrato se ve nuevamente retroalimentado.

Claramente, los niños que crecen en un hogar amable, con padres amorosos que se preocupan por las necesidades emocionales de sus hijos, que son criados con respeto, en un ambiente de paz y armonía, adquieren una imagen valorizada de si mismos y logran tener la seguridad y la confianza necesarias para adaptarse a nuevos ámbitos sociales como lo son la escuela y establecer relaciones vinculares fuera de la familia de abriéndose paso a un mundo con grandes posibilidades de ser felices.

viernes, 23 de agosto de 2013

YA ES TIEMPO DE....

Autora: Paula Napolitano.

Cada niño tiene su propio reloj interno. Por lo tanto irán adquiriendo mayor independencia no solo a partir de la estimulación recibida sino también teniendo en cuenta cada momento evolutivo. Cuando pensamos en Autoestima debemos tener en cuenta que es fundamental no forzar o presionar para que los niños adquieran ciertos logros madurativos: caminar, hablar y más tarde dejar los pañales, como así también compartir un juguete, dibujar, andar en bicicleta, escribir o leer, requieren cierta madurez física, psíquica y emocional. Si los forzamos a realizar estas tareas antes de tiempo, solo porque creemos que ya es tiempo de hacerlo, estaremos enfrentándolos con la frustración de no poder lograrlo. Valoremos cada pequeño logro diario de nuestro hijo, enseñémosle a confiar en ellos mismos, confiando nosotros en sus capacidades, sin exigirles más de lo que en cada momento el niño puede dar.

lunes, 19 de agosto de 2013

UN PARTO

Autora: Lic. Paula Napolitano
La mayoría de las mujeres embarazadas, y más aún las primerizas, buscamos prepararnos para el parto. Asistimos a cursos, leemos revistas, pedimos a nuestras amigas que nos relaten sus partos, y esperamos ese momento con mucha ansiedad, y también temor. Sobre todo con temor. Con miedo. Miedo al dolor… a la anestesia, miedo a las contracciones, o a los puntos, miedo a la cesárea, a los desgarros, también a la partera, o a las enfermeras… miedo a nos cambien el bebe, o a que, peor aún, nos lo roben. En medio de tal situación, obviamente es muy difícil conectarnos con nosotras mismas, con nuestros deseos, con nuestras entrañas. Todo urge. Todo se mide. Nada debe quedar fuera de control. Espontáneamente o no, las cosas deben ser como dicen que deben suceder. Sin embargo, seria gratificante que podamos tomarnos un tiempo durante el embarazo para pensar qué nacimiento queremos darle a nuestro hijo. Planear su bienvenida. Su recibimiento. Hablarlo con nuestro compañero, o con quien elijamos para que nos sostenga en tan importante momento. Las primeras horas de vida de nuestro hijo son primordiales para el establecimiento del vínculo de apego y también para la lactancia. Por más cansadas que estemos, agotadas, doloridas, adormecidas, o exhaustas, pidamos que coloquen a nuestro bebe sobre nuestro pecho, y mantengámoslo así, piel a piel, latido a latido, juntos, pegados, para reconocernos mutuamente, lentamente, y así iniciar esta nueva historia de amor.

viernes, 16 de agosto de 2013

Un mundo mejor

Autora: Lic. Paula Napolitano
“Los niños tienen una perspectiva diferente del entorno. Un jardín puede ser un bosque para ellos. Una caja vacía se convierte fácilmente en un mostrador de almacén. Y una pared blanca en un lienzo que invita a pintar una obra de arte.
 Los niños son por naturaleza creativos, curiosos y tienen necesidades intensas. Por eso pueden parecer demandantes, impacientes, desordenados y bulliciosos. Muchas veces intentamos que ellos se adapten a nuestro ritmo, a nuestro mundo, a nuestras necesidades. No esperemos que actúen como pequeños adultos, porque no lo son. Tengamos expectativas reales. Adaptemos nuestro mundo a ellos, potenciemos su curiosidad; digamos presente brindándoles las herramientas necesarias para explotar su imaginación. Estaremos criando niños más felices y seguros. Porque nuestros hijos lo merecen.”

miércoles, 14 de agosto de 2013

SOLO UN TIRON DE OREJAS

Autora: Lic. Paula Napolitano

"Cuando les pegamos a los niños, aunque solo sea un chirlo, un tirón de orejas, o jalamos su cabello, en realidad estamos enseñándoles que como somos más fuertes y más grandes, podemos conseguir lo que queremos de ellos utilizando la fuerza física. Estamos abusando de nuestra autoridad. No confundamos. No les estamos enseñando respeto. Ni valores. Les estamos diciendo que cuando alguien no hace lo que nosotros queremos que haga, es correcto golpearlo hasta conseguirlo. Y nos estamos abusando de su amor. Los padres somos los primeros modelos de identificación de nuestros niños; muchas veces nuestras palabras se vuelven mandatos y nuestras acciones ejemplos a seguir. "

viernes, 9 de agosto de 2013

SOS COMO...

Autora: Paula Napolitano
 
Los padres nombramos a los niños por algo más que sus nombres. Recuerdo una tarde en la plaza; mi hijo de tres años jugaba en un arenero con su balde y su palita. Se le acercó una niña de aproximadamente la misma edad, que llevaba de la mano a su hermanita más pequeña. Nos dijo “yo me llamo Candela, y soy terrible”. Acto seguido le quitó la palita a mi hijo.
 

“Tal como las palabras, la mirada del otro también nos estructura. Y cuanto más pequeños somos, resulta más estructurante. Más aún, cuando esa mirada proviene de las personas más importantes en la vida de los niños, sus padres. Así como veamos y nombremos a nuestros niños, así se verán ellos. Muchas veces, sin ninguna mala intención, los padres caemos en la tentación de etiquetar a nuestros hijos. Pero es necesario saber que, tanto aquellos adjetivos positivos como los negativos, que utilizamos para describirlos tienen implícito un juicio de valor que coarta su personalidad. Durante los primeros años de vida, los chicos despliegan su personalidad y rotularlos no les permite moverse y experimentar libremente diferentes emociones.”
 
Las palabras que utilizamos los adultos para nombrar a los niños construyen su identidad. Con las mejores intenciones podemos hacerles cargar un peso muy importante obligándolos a ser “el rey de la casa” o también podemos convertirlos en “la oveja negra de la familia”. Más tarde o más temprano, se convierten en eso que les decimos.
Lic. Paula Napolitano.

YO TE AMO

Autora: Paula Napolitano

“La autoestima- o el amor por uno mismo- se construye desde los primeros momentos de vida. Todo influye. Aun antes de nacer, desde que llevamos a nuestro hijo en el vientre, las percepciones y sentimientos que tengamos sobre este ...hecho afectarán la imagen que más tarde tendremos sobre nuestro niño. Y a su vez la imagen que el niño tenga de sí mismo también se verá condicionada: los niños se perciben a sí mismos como los adultos les decimos que son. Por eso es muy importante tener en cuenta que todos los comentarios que hacemos frente a ellos afectan al concepto que el niño está construyendo sobre sí mismo y sobre el entorno que lo rodea. Nuestro hijo crecerá asumiendo lo que los adultos responsables de su crianza le decimos. Por eso debemos asumir la importancia fundamental que tienen nuestras palabras en la psiquis en formación de un niño pequeño. Son las mismas palabras que introducen a nuestro hijo como sujeto de la cultura, las que pueden llevar a que más tarde el niño tenga una pobre imagen de sí mismo. Pero también son las que pueden, si las usamos con amor y a conciencia, fortalecer su autoestima”
Lic. Paula Napolitano.