“Los niños tienen una perspectiva diferente del entorno. Un jardín puede ser un bosque para ellos. Una caja vacía se convierte fácilmente en un mostrador de almacén. Y una pared blanca en un lienzo que invita a pintar una obra de arte.
Los niños son por naturaleza creativos, curiosos y tienen necesidades intensas. Por eso pueden parecer demandantes, impacientes, desordenados y bulliciosos. Muchas veces intentamos que ellos se adapten a nuestro ritmo, a nuestro mundo, a nuestras necesidades. No esperemos que actúen como pequeños adultos, porque no lo son. Tengamos expectativas reales. Adaptemos nuestro mundo a ellos, potenciemos su curiosidad; digamos presente brindándoles las herramientas necesarias para explotar su imaginación. Estaremos criando niños más felices y seguros. Porque nuestros hijos lo merecen.”
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