Autora:
Paula Napolitano
Ser
madre en la especie humana definitivamente excede el hecho biológico, y tiene
un significado a nivel social, cultural, histórico y psicológico. Se sabe que
la lactancia materna es el método de alimentación infantil recomendado hace
varios años a nivel mundial. Sin embargo, en pleno siglo XXI, la lactancia es
una opción más, y no una conducta natural asignada a las mujeres. Muchas son
las razones que pueden pesar a la hora de elegir lactar a nuestros hijos; cada
mujer sabe las propias y siempre es bueno tener libertad de acción y respeto
por las diferentes posiciones. Pero también debemos saber que las mujeres que
eligen amamantar a sus hijos son diferentes de aquellas que optan por
suministrar leche de formula y que las características maternas asociadas al
amamantamiento varían dependiendo de la cultura de la madre. Por otro lado,
pese a que los beneficios nutricionales e inmunológicos han sido sólidamente
fundamentados, los estudios sobre sus ventajas en el plano psicoafectivo son
más difíciles de fundamentar.
Se
sabe que un bebe recién nacido, en condiciones sanas, debe pasar inmediatamente
al lado de su mamá. El contacto temprano ayuda al bebe a regular su
respiración, su temperatura, lo calma de la ansiedad generada por el parto, y
además favorece la lactancia. Se ha comprobado, que el recién nacido, apoyado
en el pecho de su madre, realiza los movimientos necesarios para llegar al
pezón y puede lamerlo o intentar succionarlo sin que nadie realice alguna
maniobra para favorecer esta situación. Las primeras dos horas de vida del niño
son fundamentales ya que el bebe tiene un estado de alerta máxima que no se
volverá a repetir hasta muchos meses más tarde. Por eso es muy importante que
en el lugar elegido para dar a luz respeten este momento de fusión madre-bebe,
que favorece el vinculo temprano, le permite al bebe conocer el pecho materno y
comenzar a relacionarse con el. No es un momento para alimentar al bebe, sino
para vincularse con él a través de las emociones; las primeras horas, incluso
los primeros días el bebe comienza a vincularse con el pecho de su madre, que
en realidad es lo mismo que su madre completa. Madre, es igual a pecho.
En
este sentido es fundamental que la mujer tenga plena conciencia de sus
emociones, que muchas veces no son las esperadas y esto suele perturbar a la
reciente madre y nublar la relación incipiente con su hijo.
Desde
el psicoanálisis, la lactancia materna se relaciona con la fase oral del
desarrollo psicosexual y afectivo del ser humano, que podríamos situar desde el
nacimiento hasta los dos años aproximadamente. Esta fase se caracteriza por
tener en la boca del bebe el núcleo de su relación con el mundo. El bebe conoce
el mundo a través de su boca. Desde que el bebe puede hacerlo, intenta llevarse
cada objeto que cae en su mano a su boca. En esta etapa se desarrollan los
prototipos de carácter a partir de las cinco funciones principales de la boca:
abrir, incorporar, morder, escupir y cerrar. Succionando el bebe incorpora no
solo alimento, sino también emociones, introyecta la vida psicoafectiva de los
seres que lo rodean. El poner a lactar al bebe en el pecho materno día a día,
le brinda al recién nacido la certeza de su existencia. El acto de alimentar
traspasa su fin biológico, a la vez que el cuerpo del bebe se nutre, la madre
nutre al niño con su mirada amorosa, con su abrazo, con su ritmo cardiaco, con
su calor y con su voz arrullante. En este acto la madre está sembrando en su
hijo la primera huella de la autoestima, y está grabando en su sistema nervioso
la sensación de bienestar emocional. El bebe siente placer al succionar el
pecho de su madre, se llena de él y éste bienestar queda ligado a la sensación
placentera de la boca. ¿Será coincidencia que más tarde el beso es la primera
demostración de afecto y ternura? ¿Alguien podría pensar que esto también puede
tener que ver con que de adultos los primeros juegos amorosos se inician con un
beso?
Como
dije anteriormente, esta etapa suele abarcar los dos primeros años del
desarrollo humano, por eso es recomendable
que la lactancia se perpetúe minimamente y dentro de las posibilidades hasta
esa edad del niño. Durante el primer año de vida, si la madre puede sostener la
lactancia a demanda, el bebe necesita lactar de manera intensa, y luego más
tarde, a partir del año, un buen número de bebes suelen destetarse poco a poco. Si observamos con atención, la conducta del bebé a lo largo de su
desarrollo intenta a partir de diferentes acciones permanecer cerca de su mama:
succionar, aferrarse, llorar, mamar, mirar y sonreír a su mamá. Es lo que se
conoce como conducta de apego. Es esencial que entre ambos se desarrolle este
apego, y la lactancia favorece enormemente a que esto suceda.
¿Pero
qué ocurre cuando la fase oral no se desarrolla en estas condiciones?
A
veces puede ocurrir que la madre no está disponible la mayor parte del tiempo,
por ejemplo por razones laborales, otras veces la lactancia no se establece
desde el vamos, porque el bebe sufrió un parto prematuro y no supieron apoyar a
la mamá para lactar, o porque la mamá necesitó medicación no compatible con la
lactancia por circunstancias medicas previas o posteriores al embarazo, y otras
tantas aunque el pecho está presente de manera constante la mamá no puede
conectarse emocionalmente con su bebe. En este sentido la imposibilidad de introyectar
el pecho materno deja una huella de angustia y de ansiedad en el niño. Desde el
psicoanálisis pensamos que de esta manera, el bebe queda "FIJADO" a
esta etapa, esperando de manera inconsciente que esta ansiedad afectiva se
satisfaga, y que finalmente ceda la tensión. Aparecen más tarde algunos
rituales que podríamos pensar como pedidos desplazados: el hábito de chuparse
el dedo, comerse las uñas, la necesidad de comer de manera desaforada, y luego
en la adolescencia, los trastornos alimenticios, el tabaquismo y la ingestión
de bebidas alcohólicas o de drogas. Sería como si al no haber introyectado el
amor materno en la primera etapa del desarrollo psicoafectivo, se tenga luego
la necesidad de "anestesiar" ese dolor mediante acciones que
inevitablemente dañan los vínculos actuales. Hablamos entonces de deprivación
psicoafectiva. Es
esencial que durante los primeros años de su vida el niño experimente una
relación afectuosa continua e intima con su madre, en la que ambos se llenen de
amor y de gozo. Este es el aspecto más importante de la lactancia materna, ya
que no hay nada más tranquilizador y amoroso para el bebe que la tibieza del
pecho de su madre y la seguridad de su abrazo. Los demás beneficios de la lactancia
son muy importantes, pero facilmente reemplazables: las propiedades nutritivas se pueden sustituir en las leches de
fórmula, los beneficios inmunológicos también pueden ser reemplazados por el
calendario vacunatorio en gran medida.
Pero la lactancia materna reúne esas y muchas más ventajas: la nutrición
psicoafectiva que brinda la lactancia marcará el desarrollo físico, psíquico y
emocional del pequeño de manera ampliamente satisfactoria y esto ninguna
fórmula lo puede igualar. Siempre que se pueda es recomendable sostener la
lactancia a libre demanda. Es un trabajo de toda la familia, no solo de la mamá
que amamanta: es necesario que el sistema laboral se adecúe a las necesidades
de las madres en periodo de lactancia y
que toda la familia sostenga emocionalmente a esa mamá entregada a la
lactancia. Nuestros hijos, agradecidos.
Imagen:
Iashodá amamantando a Krishna.
Nota:
El no establecimiento de la lactancia no necesariamente causa deprivación
psicoafectiva; el vínculo de apego puede constituirse normalmente es una mamá
que no lacta a sus hijos.
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