"Un blog para mujeres, para madres y padres, y para quienes piensan que cuidar a nuestros hijos desde el momento mismo de la concepción implica cuidar a la sociedad toda. Un espacio para informarnos, apoyarnos, sostenernos, para reflexionar, para promover la maternidad conciente, la lactancia, la crianza piel a piel... un sitio para festejar la femeneidad"

viernes, 9 de agosto de 2013

SOS COMO...

Autora: Paula Napolitano
 
Los padres nombramos a los niños por algo más que sus nombres. Recuerdo una tarde en la plaza; mi hijo de tres años jugaba en un arenero con su balde y su palita. Se le acercó una niña de aproximadamente la misma edad, que llevaba de la mano a su hermanita más pequeña. Nos dijo “yo me llamo Candela, y soy terrible”. Acto seguido le quitó la palita a mi hijo.
 

“Tal como las palabras, la mirada del otro también nos estructura. Y cuanto más pequeños somos, resulta más estructurante. Más aún, cuando esa mirada proviene de las personas más importantes en la vida de los niños, sus padres. Así como veamos y nombremos a nuestros niños, así se verán ellos. Muchas veces, sin ninguna mala intención, los padres caemos en la tentación de etiquetar a nuestros hijos. Pero es necesario saber que, tanto aquellos adjetivos positivos como los negativos, que utilizamos para describirlos tienen implícito un juicio de valor que coarta su personalidad. Durante los primeros años de vida, los chicos despliegan su personalidad y rotularlos no les permite moverse y experimentar libremente diferentes emociones.”
 
Las palabras que utilizamos los adultos para nombrar a los niños construyen su identidad. Con las mejores intenciones podemos hacerles cargar un peso muy importante obligándolos a ser “el rey de la casa” o también podemos convertirlos en “la oveja negra de la familia”. Más tarde o más temprano, se convierten en eso que les decimos.
Lic. Paula Napolitano.

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